
Enfermedades que te impiden volar: cuándo no es seguro viajar en avión
Volar suele ser una experiencia segura y emocionante para la mayoría de las personas. Sin embargo, no todos los pasajeros pueden hacerlo sin riesgos. Estar en un avión implica cambios de presión, menos oxígeno en cabina y atención médica limitada en caso de emergencia, lo que puede complicar ciertas condiciones de salud.
Por eso, en algunos casos, las aerolíneas tienen la facultad de negar el embarque. Esto puede suceder, por ejemplo, si el pasajero presenta:
Una enfermedad en fase aguda o inestable.
Problemas respiratorios graves que podrían empeorar en altura.
Un evento cardiovascular reciente (como un infarto o una cirugía cardíaca).
Riesgo elevado de descompensación debido al estrés o la altitud.
Si tienes alguna condición médica crónica o reciente, lo mejor es hablar con tu médico antes de comprar el billete.
¿Quiénes no deberían viajar en avión? Consejos médicos y precauciones importantes
Volar suele ser una experiencia segura y emocionante para la mayoría de las personas. Sin embargo, no todos los pasajeros pueden hacerlo sin riesgos. Estar en un avión implica cambios de presión, menos oxígeno en cabina y atención médica limitada en caso de emergencia, lo que puede complicar ciertas condiciones de salud.
Por eso, en algunos casos, las aerolíneas tienen la facultad de negar el embarque. Esto puede suceder, por ejemplo, si el pasajero presenta:
Una enfermedad en fase aguda o inestable.
Problemas respiratorios graves que podrían empeorar en altura.
Un evento cardiovascular reciente (como un infarto o una cirugía cardíaca).
Riesgo elevado de descompensación debido al estrés o la altitud.
Si tienes alguna condición médica crónica o reciente, lo mejor es hablar con tu médico antes de comprar el billete.
Riesgos de volar para la salud
Para una persona sana, un vuelo puede ser fatigante, pero no supone un gran riesgo. En cambio, en personas más vulnerables —como pacientes con enfermedades crónicas, adultos mayores, embarazadas, bebés o niños pequeños— el viaje puede implicar complicaciones adicionales.
La cabina de un avión puede llegar a estar a unos 2.400 metros de altitud, con una humedad muy baja (10–20 %), poco espacio para moverse y asistencia médica limitada. De hecho, se estima que ocurre una emergencia médica en 1 de cada 600–800 vuelos, siendo el paro cardiorrespiratorio una de las causas más frecuentes.
Problemas de salud más comunes durante un vuelo
Estos son algunos de los malestares y complicaciones que pueden presentarse:
Dolor de oídos o barotrauma, por los cambios de presión.
Deshidratación, debido a la baja humedad del ambiente.
Trombosis venosa profunda (TVP): riesgo de coágulos sanguíneos por permanecer sentado muchas horas.
Ansiedad, claustrofobia o miedo a volar, que pueden intensificarse con las turbulencias.
Mareos y vértigo, provocados por la presión y el movimiento del avión.
Infecciones respiratorias o gripes, más comunes en personas inmunodeprimidas.
Fatiga y falta de concentración tras trayectos prolongados.
Cambios de ánimo, sobre todo en vuelos largos y con poco descanso.
Volar es seguro para la mayoría, pero si tienes una condición médica delicada, conviene tomar precauciones adicionales, así reducirás riesgos y podrás disfrutar de tu viaje con más tranquilidad.

Imagen de Andrea Piacquadio de Pexels.
Enfermedades y condiciones que pueden impedir viajar en avión
Para la mayoría de las personas, volar es una experiencia segura y sin complicaciones. Sin embargo, existen situaciones médicas en las que un viaje en avión puede ser arriesgado e incluso estar contraindicado. Los cambios de presión, la menor cantidad de oxígeno en cabina y la falta de movilidad durante varias horas pueden agravar ciertas condiciones de salud.
Si tienes alguna enfermedad crónica, reciente o inestable, lo más importante es consultar con tu médico antes de reservar el vuelo y avisar a la aerolínea con al menos 48 horas de antelación.
Enfermedades cardiovasculares y vasculares
El sistema circulatorio es especialmente sensible a los cambios de altitud. Estos son los problemas cardiovasculares más graves para volar:
Infarto de miocardio o ictus recientes: no se recomienda volar hasta cumplir el periodo de recuperación indicado por el especialista.
Insuficiencia cardíaca, angina de pecho o arritmias graves: pueden descompensarse por la menor disponibilidad de oxígeno en cabina.
Hipertensión no controlada: aumenta el riesgo de complicaciones.
Problemas vasculares (trombosis, embolias, enfermedad arterial periférica): la inmovilidad prolongada incrementa el riesgo de coágulos o trombosis venosa profunda.
Enfermedades respiratorias
Los pulmones y las vías respiratorias también pueden resentirse durante un vuelo. Estos son los problemas respiratorios más complicados:
Neumotórax: contraindica totalmente volar hasta estar resuelto.
EPOC, fibrosis pulmonar o asma grave: requieren control médico estricto; en algunos casos se precisa autorización y oxígeno suplementario aprobado por la aerolínea.
Neumonía o infecciones respiratorias recientes: deben resolverse antes de viajar.
Enfermedades neurológicas y psiquiátricas
En cuanto a los problemas neurológicos, estos son los más peligrosos:
Accidente cerebrovascular (ictus): se recomienda esperar antes de volar para reducir riesgos.
Epilepsia no controlada: desaconsejado volar sin supervisión médica; tras una crisis conviene esperar al menos 24 horas.
Tumores o edemas cerebrales: la menor presión en cabina puede empeorar los síntomas.
Trastornos psiquiátricos graves (psicosis, ansiedad severa, Alzheimer avanzado, autismo con crisis frecuentes): es aconsejable viajar acompañado de un profesional de la salud o con apoyo especializado.
Cirugías y traumatismos
Los siguientes procedimientos quirúrgicos o traumatismos pueden causar complicaciones al volar:
Cirugías recientes (abdominales, torácicas, craneales u oculares): pueden dejar gases atrapados que se expanden en altitud. El tiempo de espera antes de volar varía entre 10 días y 3 meses, según la intervención.
Yesos recién colocados: se recomienda esperar al menos 48 horas; si es imprescindible volar antes, el yeso debe estar abierto longitudinalmente.
Heridas recientes: existe riesgo de sangrado o infección.
Enfermedades infecciosas
Por seguridad propia y de los demás pasajeros, no deben volar personas con:
Tuberculosis activa, varicela en erupción, sarampión u otras infecciones contagiosas.
Fiebre alta, diarrea o vómitos intensos.
En un avión, el contagio puede propagarse con rapidez debido al espacio cerrado.
Otras condiciones médicas
Anemia grave (Hb < 75 g/l) o anemia falciforme: riesgo de hipoxia y crisis dolorosas.
Trastornos osteomusculares graves (ELA, distrofia muscular, esclerosis múltiple, artritis severa): algunos pacientes pueden necesitar asistencia especial o ventilación mecánica.
Enfermedades renales avanzadas: aumentan el riesgo de trombosis y problemas circulatorios.
Embarazo y recién nacidos
Embarazo avanzado: después de la semana 36 no se recomienda volar. Entre la 28 y la 34, solo trayectos cortos y siempre con visto bueno médico.
Complicaciones como preeclampsia o amenaza de parto prematuro: contraindican el viaje.
Recién nacidos: lo ideal es esperar al menos 2 semanas; en bebés prematuros, se requiere autorización médica.
Otras situaciones a tener en cuenta
Infecciones de oído, sinusitis o congestión nasal: los cambios de presión pueden causar dolor intenso o incluso rotura timpánica.
Buceo reciente: tras inmersiones profundas, esperar al menos 24 horas antes de volar para prevenir el síndrome de descompresión.
Riesgos generales de volar en avión
Incluso en personas sanas, el vuelo puede causar:
Disminución de oxígeno en sangre.
Cambios de presión (dolor de oído, barotrauma).
Inmovilidad prolongada (riesgo de trombosis).
Mayor exposición a gérmenes en espacios cerrados.
Fatiga, jet lag, mareos o insomnio.
La mayoría de los pasajeros pueden volar sin problemas, pero si tienes una condición médica reciente o crónica, lo más responsable es consultar a tu médico antes del viaje y avisar a la aerolínea para que pueda ofrecer asistencia si es necesario.
Tu seguridad —y la de quienes te rodean— depende de tomar estas precauciones con antelación.
Recomendaciones de salud para viajar en avión según tu condición médica
Volar es, en general, una experiencia segura. Sin embargo, si tienes una condición médica previa o reciente, es importante tomar algunas precauciones antes de subirte al avión.
Estas recomendaciones son orientativas y aplican a vuelos comerciales regulares. Recuerda que cada caso es diferente, y lo más recomendable siempre será consultar a tu médico antes de planear el viaje.
Enfermedades cardiovasculares
Infarto de miocardio: tras un episodio sin complicaciones, se aconseja esperar al menos 3 semanas antes de volar.
Cirugía torácica o bypass: se recomienda esperar 10–15 días, para permitir la recuperación del tórax.
Angioplastia: el plazo orientativo es de 3 a 5 días.
Trombosis venosa profunda: no se debe volar mientras la trombosis está activa. Si ya está resuelta y con tratamiento anticoagulante, sí es posible.
Hipertensión, arritmias no controladas, angina inestable, valvulopatías graves o insuficiencia cardiaca descompensada: en estos casos no es recomendable viajar en avión.
Enfermedades respiratorias
Asma, EPOC o fibrosis pulmonar: se puede volar si el paciente está estable y sin disnea severa. Si hubo una crisis reciente, conviene una valoración médica individual.
Oxigenoterapia domiciliaria: es obligatorio avisar a la aerolínea con antelación y comprobar la compatibilidad del equipo.
Neumotórax agudo: contraindica el vuelo. Se recomienda esperar al menos 2 semanas tras la resolución.
Neumonía: solo se debe volar una vez esté completamente curada.
Enfermedades neurológicas
Accidente cerebrovascular (ictus): se aconseja esperar 15 días antes de volar.
Epilepsia: los pacientes pueden volar, pero sin cambios de medicación previos. Es importante llevarla en cabina y respetar los horarios del país de origen. Tras una crisis tónico-clónica, se recomienda esperar 24 horas antes de subir al avión.
Traumatismos y cirugías
Fracturas con yeso: esperar al menos 48 horas tras su colocación. Si es inevitable volar antes, se aconseja abrir el yeso longitudinalmente para evitar complicaciones por la presión.
Cirugía abdominal u otros procedimientos quirúrgicos: esperar al menos 10 días, ya que la altitud puede aumentar el riesgo de perforación o hemorragia por los gases.
Afecciones otorrinolaringológicas (ORL)
Otitis media o sinusitis severa: no se recomienda volar, por el riesgo de rotura timpánica y dolor intenso con los cambios de presión.
Cirugía de oído medio o amigdalectomía: esperar 10–15 días antes de viajar.
Enfermedades oftalmológicas
Desprendimiento de retina tratado con inyección de gas intraocular: es necesario esperar varias semanas.
Cirugía refractiva o implante de lentes intraoculares: generalmente no requiere restricciones.
Enfermedades infecciosas
Quienes tengan una enfermedad contagiosa activa (por ejemplo, tuberculosis) no deben viajar en avión comercial, ya que representan un riesgo para el resto de pasajeros.
Embarazo
A partir de la 36ª semana de gestación, no se recomienda volar, sobre todo en trayectos largos, debido al riesgo de parto en vuelo y la falta de medios médicos adecuados.
Muchas aerolíneas solicitan un certificado médico con la edad gestacional para permitir el embarque.
Enfermedades crónicas y otras condiciones
Diabetes y otras patologías crónicas: llevar siempre la medicación en el equipaje de mano, con dosis suficientes para todo el viaje, y mantener los horarios habituales de administración.
Necesidades especiales: si requieres dietas específicas, atención médica adicional o viajas con dispositivos voluminosos, avisa a la aerolínea con antelación.
Antes de volar, ten en cuenta
Los cambios de presión y las condiciones de la cabina pueden afectar a personas con enfermedades previas.
Ante cualquier duda, consulta siempre con tu médico de confianza y con la aerolínea antes de viajar.
Recuerda que las compañías pueden limitar o negar el embarque si tu condición de salud representa un riesgo durante el vuelo.
Volar es seguro para la mayoría, pero si tienes antecedentes médicos, la clave está en la prevención: planifica, consulta a tu médico y avisa a la aerolínea con tiempo. Así viajarás con más tranquilidad y sin sorpresas.

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¿Es seguro volar con un resfriado? Consejos y riesgos a tener en cuenta
Tener un resfriado no suele ser grave, pero cuando toca viajar en avión la cosa puede complicarse un poco. Los cambios de presión en cabina pueden provocar dolor intenso en los oídos y senos paranasales, además de aumentar el riesgo de lesiones auditivas (barotrauma). Y, por supuesto, siempre está la posibilidad de contagiar a otros pasajeros.
Por eso, si el resfriado viene acompañado de fiebre alta, mucho malestar o dificultad respiratoria, lo mejor es evitar volar hasta sentirte mejor.
¿Qué es un resfriado y cuáles son sus síntomas?
El resfriado común es una infección viral que afecta a las vías respiratorias altas. Sus síntomas típicos son:
Congestión o secreción nasal.
Dolor de garganta.
Tos leve.
Dolor de cabeza.
Malestar general y dolores musculares.
En algunos casos, fiebre baja.
¿Se puede viajar en avión con resfriado?
Depende de cómo te sientas:
✅ Sí puedes volar: si los síntomas son leves (congestión ligera, algo de tos o dolor de cabeza). El viaje será incómodo, pero no peligroso.
⚠️ Mejor evita volar: si tienes fiebre alta, dolor intenso, gran dificultad para respirar o los síntomas se parecen más a una gripe o bronquitis.
Riesgos de volar resfriado
Dolor intenso en los oídos y senos nasales por los cambios de presión.
Recuperación más lenta de la enfermedad.
Mayor riesgo de complicaciones como sinusitis u otitis.
Contagio a otros pasajeros y a la tripulación.
Qué hacer si tienes que volar resfriado
1. Para reducir el contagio
Usa mascarilla durante el vuelo.
Lávate las manos con frecuencia o utiliza gel hidroalcohólico.
Estornuda o tose en un pañuelo o en el pliegue del codo.
Si puedes, elige asiento de ventanilla para minimizar el contacto.
2. Para aliviar los síntomas
Utiliza sprays nasales descongestionantes (ideal empezar 48 h antes del vuelo).
Hidrátate: bebe mucha agua y evita alcohol o cafeína.
Toma analgésicos o antigripales para el malestar general.
Descansa bien antes y durante el viaje.
Mantente abrigado y evita esfuerzos innecesarios.
3. Para igualar la presión en los oídos
Masca chicle o caramelos.
Bosteza o traga saliva con frecuencia.
Bebe pequeños sorbos de agua durante el despegue y el aterrizaje.
Usa tapones especiales para vuelo.
La maniobra de Valsalva (tapando la nariz y soplando suavemente) puede ayudar, pero hazla con cuidado si estás muy congestionado.
¿Vale la pena cancelar el viaje?
Si el viaje no es urgente, lo más recomendable es posponerlo hasta estar recuperado.
Si no puedes evitar volar, sigue estas recomendaciones y consulta a tu médico en caso de dudas sobre tu estado de salud.
Volar con un resfriado leve suele ser seguro, aunque incómodo. Pero si los síntomas son intensos o tienes fiebre, lo mejor es esperar a recuperarte. De esta manera, cuidas tu salud y también la de los demás pasajeros.
Preguntas frecuentes sobre viajar con enfermedades y otros problemas de salud
Cuida tu salud y conoce tus derechos al volar
Viajar en avión suele ser seguro, incluso si tienes una enfermedad crónica, siempre que sigas las recomendaciones médicas y avises con tiempo a la aerolínea. Consultar con tu médico antes de reservar, llevar tu medicación en cabina y solicitar asistencia especial si la necesitas son pasos clave para viajar tranquilo y sin riesgos innecesarios.
Sin embargo, tu bienestar no depende solo de tu salud: también es importante recordar que como pasajero cuentas con derechos legales en Europa que te protegen frente a los imprevistos más comunes:
Cancelación de vuelos: derecho a reembolso o a un transporte alternativo, además de compensación económica de hasta 600 € en muchos casos.
Retrasos prolongados (a partir de 3 horas): derecho a comida, bebida, alojamiento (si es necesario) y, según la distancia del vuelo, a compensación económica.
Overbooking o denegación de embarque: derecho a compensación inmediata, transporte alternativo y asistencia mientras esperas.
Problemas con el equipaje: derecho a reclamar por pérdida, daño o retraso, con indemnizaciones que pueden alcanzar los 1.600 € según la normativa internacional.
Prepararte médicamente y conocer tus derechos como pasajero son la mejor garantía para viajar seguro y con tranquilidad. Si surge un imprevisto, recuerda que la ley está de tu lado para proteger tanto tu salud como tu bolsillo.